Un homenaje desde nuestra emisora al sonido que cambió la ciudad para siempre.

En diciembre de 2025, mientras el reggaetón atraviesa una nueva etapa de fusiones y sonidos globales, Medellín vuelve a mirar hacia atrás para recordar sus raíces. Y es imposible hablar del origen del movimiento urbano en la ciudad sin mencionar a uno de sus pilares más grandes: J Balvin.

Lo que hoy es una industria multimillonaria, con artistas de Medellín liderando listas internacionales, comenzó en calles y barrios donde el reggaetón apenas era un rumor importado desde Puerto Rico. En sectores como Manrique, Castilla, Robledo y Aranjuez, nacieron las primeras conexiones entre pelados que oían cassettes pirateados de Daddy Yankee, Tego Calderón, Héctor el Father o Zion & Lennox, y emisoras locales que se atrevieron a sonar ese ritmo criticado por muchos, pero amado por todos.

En esa época, cuando aún no existían estudios profesionales ni plataformas digitales, Medellín era un laboratorio urbano improvisado. Allí surgieron talentos que más tarde se convertirían en figuras nacionales: Reykon, Yelsid, Golpe a Golpe, Jowell y Randy en sus visitas a la ciudad, y productores que buscaban crear “el sonido paisa”. Pero fue J Balvin quien tomó ese movimiento local, lo profesionalizó, lo internacionalizó y lo convirtió en un símbolo global.

Hoy, tras más de 15 años de carrera, Balvin sigue siendo referencia obligada cuando se habla de evolución del género. Su nombre aparece siempre que se analiza cómo Medellín pasó de ser una ciudad que escuchaba reggaetón, a convertirse en una ciudad que exporta reggaetón. Desde temas legendarios como “Yo Te Lo Dije”, “6AM” y “Ginza”, hasta sus colaboraciones con artistas de otros géneros, el paisa redefinió el concepto del “reggaetón clásico moderno”, manteniendo esencia pero elevando producción y estética.

Y lo interesante —según varios especialistas entrevistados en el reciente reportaje— es que Medellín nunca dejó de tener ese espíritu callejero que impulsó a Balvin desde el día uno. Hoy, generaciones jóvenes siguen usando beats inspirados en el dembow clásico, mientras mezclan techno, house y afro. El ADN urbano sigue vivo.